miércoles, 20 de mayo de 2020

Excavan el yacimiento de Asta Regia, encuentran Asta Regia, y la vuelven a enterrar, por que no es lo que esperaban.


Si hoy día usted pasea por los campos cercanos a Mesas de Asta, justo en la conocida finca del Rosario, sólo advertirá algún surco dejado sobre el barro por el agua, jaramagos y algún cardo, usted no notará nada extraño, pero bajo ese fértil suelo se esconde la que fue la ciudad de Asta Regia.
Y si se esconde es, porque ha sido enterrada por el equipo del Dr. Monrrow tras haberla excavado, dado que no ha cumplido las expectativas creadas: ni templos estilo Karnak, ni el trono de Argantonio, ni esfinges aladas, ni el origen de la civilización del mundo mundial, ni nada de un mínimo interés.
Así luce el yacimiento de Asta tras la excavación.
Realizamos la excavación con mucha ilusión, dos días para las 60 Ha, nos comentan. Estuvimos trabajando con personal local, vino Espiochita de Jeré y todo, una máquina haciendo perfiles en zig zag, pero nada más empezar ya se torció la cosa, empezaron a salir cerámicas morunas cómo si no hubiera un mañana, un sin vivir, para mas incordio apareció incluso una mezquita!!! Hemos tenido que realizar una voladura para ver lo que había abajo, pero que conste que le hemos tirado una foto por si a algún tarado le interesa, que no se diga.

Luego todo romano, pero muy de andar por casa, venga terra sigillata, ánforas por castigo (estamos planteándonos que el origen de las ánforas sea en Asta, afú que pesha de tiestos), algún templo, pero roto, cómo el teatro, su foro así cuadradito, con sus tabernaes de chazinas y mosto (esto está comprobado por la documentación de un pellejillo de chorizo con cordel con su hierrrecito y todo), pero nada que sea mas grande que Roma, que era lo lógico...(hemos guardado el pellejo que si interesa).
La mezquita de Asta, por si a algún tarado le interesa.

Ánforas romanas por castigo, se plantea un origen jeresano para este tipo de envase.
Al segundo día comenzó a ponerse seria la cosa, los promotores estaban muy nerviosos, aun teníamos esperanzas de encontrar las murallas concéntricas y los canales de donde salían los barcos de Tarsis, pero nada, no hubo manera, a pesar de los consejos que nos daban mientras se apoyaban en la valla: excava más pa aquí, excava mas pa álla, dale con ganas esmirriao, tu no has cogío una zoleta en tu vida, vaya con la academia, arqueólogo tenía que ser, destroza ilusiones...
Lo bueno siempre se queda en el perfil.

Para la desolación del personal, sólo salían urnas, ánforas y cacharros turdetanos, algún carro principesco, pero todo demasiado oriental para lo que estábamos buscando, apestaba a fenicio de fuera!!!, estaba claro que había una mano negra...

O hay mano negra o a Argantonio lo miró un tuerto.

Ya por la tarde del segundo día, los nervios a flor de piel, Tartessos se podía oler, pero sólo salieron unos cacharros reguleros que mejor ni te lo cuento, nada de templos, estatuas, nada de plata, nada de tronos, ni Gárgoris ni Habis ni Argantonio, nada de nada, y mira que lo sabíamos!!!.  Hasta que llegamos a un nivel de unas arcillas muy amarillas, alguien comentó que sería por el oro y otra vez comenzó el frenesí, pero sólo encontramos algunas conchas marinas de cuando la Atlántida, que es algo anterior a Tartessos, esta todo conectado, una cosa suma a la otra, pero a los 30 metros de profundidad ya los arqueólogos estos se rajaron.

La cosa iba bien hasta que los arqueólogos llegaron, antes vino el Caraduropoulos Montesierra, una eminencia experta, le daba una patá a un terrón de barro y ya te decía lo que tu querías que hubiera enterrado, eso es ciencia y lo demás  son pamplinas de malajes cortarrollos. Todavía se acuerdan en la venta del buen saque que tenía Mr. Caradopoulos, cuando venga a traer los 300 libros que le compramos, dice que paga la cuenta.

Lo hemos tapado, pero esto no acaba aquí, si hay que excavar Asta mas veces, se excava, que ya teníamos las reproducción fiel del trono de plata y oro de Argantonio, que la realidad no sea un obstáculo. 



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